En el día de ayer, más de 11.500 colegios electorales en Bulgaria abrieron sus puertas para que los casi siete millones de ciudadanos con derecho a voto participen en el referéndum sobre la construcción o no de una nueva planta de energía nuclear.
La consulta -en la que los ciudadanos búlgaros debían contestar la pregunta: “¿Debe desarrollarse la energía nuclear en Bulgaria con la construcción de una nueva central atómica?”- fue impulsada por la oposición socialista, luego de que el Gobierno decidió cancelar un proyecto ruso para construir la segunda planta atómica del país, argumentando que su precio sobrepasaría los 10 mil millones de euros.
Para que el resultado de la consulta sea válido, la participación electoral debe alcanzar al menos el 60 % del total de electores.
Actualmente, Bulgaria cubre el 34 % de sus necesidades eléctricas gracias a los dos reactores de Kozloduy, una planta de construcción soviética de la década del ‘70. Cuando la planta funcionaba a pleno rendimiento, era capaz de satisfacer el 47 % de la demanda eléctrica del país. Pero en 2006, el país tuvo que cerrar cuatro de los seis reactores como condición para entrar en la UE. Ahora, el Gobierno está dispuesto a ampliar su capacidad de producción con un nuevo reactor de 1.000 Mw.