Por Sebastián De Toma. En U-238 #18 Julio – Agosto 2015.
La Autoridad Regulatoria Nuclear de Argentina y el Ministerio de Hidrocarburos y Energía de Bolivia firmaron un convenio en materia de regulación nuclear. La ARN se comprometió a realizar visitas con personal especializado y a recibir a técnicos y profesionales de Bolivia para realizar acciones de asesoramiento y capacitación. U-238 conversó con el titular de la ARN, el Doctor Diego Hurtado, para conocer más sobre los alcances del acuerdo.
La Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) firmó un convenio en materia de regulación nuclear con el Ministerio de Hidrocarburos y Energía del Estado Plurinacional de Bolivia. El acuerdo se rubricó en Casa Rosada, en el marco de la firma de acuerdos bilaterales entre ambos países, acto que fue encabezado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y el presidente de Bolivia, Evo Morales.
El convenio generará un espacio de colaboración entre los países y el asesoramiento por parte de la Autoridad Regulatoria Nuclear, como organismo regulador de la actividad nuclear en Argentina, en lo que respecta a seguridad radiológica y nuclear, salvaguardias y protección y seguridad física. El objetivo final es la creación de un ente regulador en Bolivia. En este sentido, la ARN se comprometió a realizar visitas con personal científico y técnico propio para colaborar en la elaboración de documentación regulatoria, inspecciones regulatorias, evaluaciones de seguridad, como también a recibir a técnicos y profesionales para asesoramiento y capacitación.
El acuerdo fue firmado por el presidente del Directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear, Doctor Diego Hurtado, y por el ministro de Hidrocarburos y Energía de Bolivia, ingeniero Luis Sánchez Fernández. U-238 habló con el doctor Hurtado para sobre este acuerdo y lo que este significa para nuestro país.
¿De qué se trata el convenio firmado entre Argentina y Bolivia?
En primer lugar, el 26 de marzo pasado Argentina y Bolivia firmaron un convenio entre países para los usos pacíficos de la energía nuclear. Fue el primer paso formal para iniciar un proceso de colaboración en el área nuclear. El segundo convenio es el que me tocó firmar a mí el 15 de julio con el ministro de Hidrocarburos y Energía Luis Sánchez Fernández.
Cuando se busca iniciarse en construir reactores de potencia, como lo está haciendo Bolivia, que tiene un sector nuclear formándose por las capacidades regulatorias. Se trata de aquel tipo de conocimiento y de prácticas que le aseguran a la sociedad que tu plan nuclear es seguro, que está a tono con los estándares internacionales en relación con las prácticas de seguridad de protección radiológica y de seguridad física. La experiencia argentina en esta materia es que un sector regulatorio robusto es clave para avanzar en cuestiones como la soberanía o la autonomía del sector, y Bolivia eligió a Argentina porque tiene una tradición en las cuestiones regulatorias.
Un segundo punto interesante es la decisión de Bolivia de llevar adelante un plan nuclear que es muy ambicioso, y a nuestro criterio muy bien formulado. No soy quien para evaluarlo, pero a nosotros nos parece un plan nuclear muy interesante por las complementariedades que puede generar con la Argentina, porque el área energética en general, y las tecnológicas generan procesos de integración muy robustos, similares a los que se dieron en la Unión Europea.
¿Similar al proceso de integración con Brasil?
Exacto. Es un proceso que se inició en la década de 1980 y que hoy permite mostrar a la Argentina y Brasil como casos inéditos a nivel global. La integración en el sector nuclear, por ejemplo, se dio en la ABACC, la Agencia Brasileño Argentina de Contabilidad y Control, y es un ejemplo que el Organismo Internacional de Energía Atómica suele mostrar. Y el caso argentino-boliviano es un paso más de esa integración que comenzó con Brasil.
Hay otro antecedente en América Latina, y para la Argentina en particular, que demostró ser incluso un caso de aprendizaje. Se trata de la colaboración que se inició a mediados de los años 70 entre Perú y Argentina y tiene que ver con la decisión del primero de avanzar con la instalación de un reactor nuclear de investigación en Huarangal, a 45 kilómetros de Lima. El caso es que Perú se lo iba a comprar a Francia o a Estados Unidos, pero primero decidió asesorarse acerca de dicha compra con Argentina. Como resultado de ese asesoramiento, Perú terminó por comprarle el reactor a la Argentina y, además y en términos generales, dejar en manos de nuestro país la instalación del centro de energía nuclear que hoy constituye el IPE, el Instituto Peruano de Energía Nuclear.
A esto, que fue beneficioso tanto para Perú como para Argentina, en términos de aprendizaje mutuo, me gusta llamarlo proceso de construcción de colaboración de tecnología nuclear que se prolonga hasta el día de hoy. Para Argentina significó que Perú confiara y continuara enviando en las siguientes décadas a sus profesionales a formarse aquí. Además, para nosotros, significó el desarrollo de capacidades vinculadas a la exportación de tecnología con un amplio valor agregado.
Entre el caso peruano y la colaboración actual con Bolivia hay muchos hitos que se pueden señalar: la venta de reactores nucleares de investigación a Argelia, a Egipto y a Australia, algunas por parte de la empresa INVAP, un desprendimiento de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y otras en manos de la propia CNEA. Esto, en términos tanto políticos como tecnológicos, tiene profunda relación con el relanzamiento del plan nuclear argentino en 2006 luego de que se había disipado, o mejor dicho fuera desguazado, en los años 90.
Hubo un salto generacional.
Sí. De hecho, cuando se quiere retomar la construcción de Atucha II hubo que ir a buscar a personas que ya se habían jubilado a sus casas. Es una historia casi épica que aún no fue contada en toda su magnitud. En todo caso, el sector nuclear fue relanzado con éxito y no se trata de una apreciación subjetiva, hay hechos concretos que podrían avalan esta afirmación. La colaboración que comenzamos con Bolivia, me parece, marca una segunda etapa de este relanzamiento.
¿Por qué cree que Bolivia decidió encarar esta puesta en marcha del sector nuclear, más allá de los antecedentes que tienen en la materia?
Las transformaciones económicas que se están dando en Bolivia son impresionantes, muy positivas, tanto en el campo industrial como en el tecnológico y el energético. Están transformando la matriz productiva de Bolivia y ser capaces de participar en ese proceso transforma a la Argentina en un país privilegiado. Hay mucho aprendizaje mutuo ya que, si bien es cierto que Bolivia necesita del asesoramiento argentino, Argentina tiene mucho que aprender de lo que está ocurriendo en Bolivia, ya que veo a las capacidades regulatorias que podemos transmitir como parte de un eslabón de una cadena bastante más amplia que se trata de generar planes energéticos complementarios.
Para decirlo concretamente, el gas boliviano hoy es un insumo imprescindible para la Argentina y no sólo tiene que ver con la transferencia de materia prima, ya que Bolivia viene acumulando mucho know how en relación con las tecnologías vinculadas al transporte de gas. Es ahí donde tenemos mucho por aprender de los bolivianos.
Específicamente, en relación a este acuerdo, ¿en qué consistirá el trabajo de la ARN?
El acuerdo abarca varias facetas. En primer lugar, se trata de proveer al personal boliviano del área nuclear con la capacitación que ellos nos requieran y en esto hay una gran expertise en Argentina. La capacitación que brindaremos tienen que ver con las áreas regulatorias clásicas: seguridad radiológica y nuclear, protección física, salvaguardias, por nombrar algunas.
Nuestro país capacita desde la década del 50 del siglo pasado en cuestiones relacionadas a la energía nuclear. De hecho, la autoridad regulatoria es centro regional de capacitación en colaboración con el Organismo Internacional de Energía Atómica. Cuando uno recorre América Latina encuentra que en la mayoría de las áreas regulatorias nucleares de los países latinoamericanos los profesionales se formaron en nuestro centro regional. Cuando recibimos a la delegación boliviana encontramos dos o tres personas que se habían capacitado en temas de protección radiológica en la Argentina. O sea, en el caso de Bolivia también se cumple esta regla.
En segundo lugar, asesoraremos a Bolivia en la compra de un reactor nuclear de investigación a la Argentina. Hay altas chances de que se lo compre a nuestro país.
Además hablamos de avanzar en temas relacionados con la medicina nuclear, cuestión que excede el área regulatoria per se , dado que Bolivia quiere fortalecer dicha área.
¿Qué evaluación realiza acerca de la firma del acuerdo?
A partir de la firma de acuerdo entre ARN y los representantes del sector nuclear de Bolivia, se vuelve a configurar un escenario en el cual la Argentina se instala nuevamente como líder nuclear regional, pero en un contexto, a mi juicio, mucho más positivo que el de los años 70. Me refiero al actual escenario de integración regional, donde la noción de liderazgo sectorial se vincula a relaciones de reciprocidad entre países democráticos, en el cual Bolivia a su vez podrá proveer a la Argentina de insumos que el crecimiento económico argentino necesita. Es decir, complementariedad energética y tecnológica para el crecimiento de la región.
Curriculum Vitae
Diego Hurtado es Doctor en Física (UBA) y Director del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia José Babini de la Universidad Nacional de San Martín. Enseña, investiga y analiza los procesos de la historia de la ciencia argentina determinada por un entramado político, social y científico tecnológico.
Es autor de más de 70 artículos en revistas especializadas nacionales e internacionales y capítulos de libros, entre ellos La ciencia argentina. Un proyecto inconcluso (1930-2000) (2010) y de El sueño de la Argentina atómica. Política, tecnología nuclear y desarrollo nacional (1945-2006)(2014).
Asumió como presidente del Directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear el pasado 19 de marzo.