Consolidar el aporte nuclear para fortalecer la diversificación energética

En U-238 Septiembre 13

El ingeniero Mauricio Bisauta, vicepresidente de la CNEA, destaca la importancia de aumentar el aporte nucleoeléctrico para equilibrar la matriz de producción energética y lograr la previsibilidad necesaria para que el país pueda seguir creciendo.

La Argentina cuenta con una serie de datos interesantes sobre el consumo y la generación eléctrica que es bueno recordar para abordar el tema de la matriz energética de nuestro país.

Consumo

Durante los últimos diez años la desocupación en Argentina disminuyó del 25% al 7,2%, aumentaron los salarios y las jubilaciones más del 250%, la industria metalmecánica sostuvo un incremento del 7,5%, los insumos para la construcción, por su parte, crecieron un 6,9%; el sector textil aumento el 3,8% y la industria automotriz se incrementó, en promedio, al 17% anual, duplicando el parque automotor, entre otras variables que también fortalecieron el crecimiento nacional ocurrido en la última década.

Durante éste período, la demanda de la potencia eléctrica se expandió un 60%, la de gas natural, un 40% y el consumo energético por hogar se duplicó, siendo actualmente el equivalente a 2,6 barriles de petróleo.

Entonces, vale la pena señalar las particularidades de las fuentes de generación eléctrica, ya que una tonelada de carbón produce la misma energía que el equivalente a 3 barriles de petróleo, 40 garrafas o…. una pastilla de 5 gr. de uranio. Esto evidencia la necesidad de diversificar la matriz en forma complementaria, respecto del uso de los recursos naturales no renovables.

Potencia instalada

Los equipos instalados en el Sistema Argentino de Interconexión (SADI) se pueden clasificar principalmente en tres, de acuerdo al recurso natural y a la tecnología que utilizan: térmico fósil, hidráulico y nuclear. A su vez, los térmicos a combustible fósil pueden subdividirse en cuatro tipos tecnológicos de acuerdo al tipo de ciclo térmico que utilizan para aprovechar la energía: turbina de vapor, turbina de gas, ciclo combinado y los motores diesel.

Además, en menor generación, en nuestro país existen otras tecnologías que progresivamente se están conectando al SADI, como las eólicas y fotovoltaicas (aunque ésta última aún tiene muy baja incidencia en cuanto a la capacidad instalada). En este sentido, vale destacar que el 16 de agosto pasado el Ministerio de Planificación sumó 51MW eólicos a los 110 que ya existían, con el ingreso del Parque Eólico Loma Blanca IV al Mercado Eléctrico Mayorista.

Más del 60% de la potencia instalada del parque de generación del Mercado Eléctrico Mayorista es de origen térmico fósil. El resto lo aportan la energía hidráulica con el 35,5% y la nucleoelectricidad suma el 4% con solo dos centrales. La ecuación se completa con la energía eólica (0,4%) y la solar (0,03%).

Como se ve las políticas energéticas implementadas durante los ´70, los ´80 y fuertemente en los ´90 recostaron la producción energética sobre el quemado de combustibles fósiles.

Estos datos nos permiten observar que el incremento constante del consumo energético de estos últimos años estuvo proporcionalmente ligado a la mejora en la calidad de vida. Para que esta ecuación prevalezca sobre cualquier circunstancia entendemos que la fórmula que brindará esa posibilidad es la aplicación de un sistema que complemente todas las tecnologías con las que se cuenta para la generación de energía. Para ello hacen falta políticas estratégicas, que no se logran tomando medidas apresuradas sino planificadas, que requieren fuertes inversiones y mediano plazo.

El Ministerio de Planificación tiene muy en claro este punto y por eso (como ya se mencionó) aumentó en más de un 50% el parque eólico; incrementó y planifica aumentar aún más la producción hidroeléctrica con la puesta en marcha de las centrales Néstor Kirchner y Jorge Cépernic que aportarán 1740MW, y por supuesto, la denominada “Central Nuclear Proyecto Nacional”.

La primera gran medida estratégica asumida en 20041 dará sus frutos cuando Atucha II ponga a disposición sus 692MW eléctricos netos al SADI, incrementando el aporte nuclear en un 70% y aportando cerca del 6% de la electricidad que los argentinos consumimos.

El aporte nuclear en la diversificación

La Argentina tiene una comprobada experiencia en el uso y manejo pacífico de la energía nuclear, dos centrales nucleares en operación, una tercera terminada haciendo las pruebas para la puesta en marcha y, según establece la Ley 26.566 aprobada en 2009, el CAREM y los módulos de la Central Nuclear Proyecto Nacional. Además, nuestro país ya comenzó con las tareas para la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse que incrementará su potencia en el orden de 50MW y podrá aportar energía limpia y segura por 40 años más.

Tal cual lo adelantó Julio De Vido en la Conferencia Internacional Ministerial sobre Energía Nuclear en el Siglo 21, el Gobierno ya decidió potenciar el aporte energético proveniente de la nucleoelectricidad.

La decisión no es casual. Entre la CNEA y una serie de empresas estatales, que incluyen en algunos casos también capitales privados, la Argentina maneja el ciclo del combustible nuclear. Con tecnología propia —y en algunos casos única— contamos en Arroyito con la planta de agua pesada más grande del planeta. Los argentinos estamos en condiciones de atravesar, sin ayuda, todas las etapas necesarias para convertir el uranio en energía. Además de sumar el indudable aporte que el sector le brinda al país en la construcción de soberanía.

CAREM

La primera central nuclear íntegramente diseñada en la Argentina, en la región y en el hemisferio, con características de seguridad y operación que son un ejemplo en la industria mundial, fue concebida para resolver problemas energéticos de este lado del mundo. En tanto, está previsto que al menos el 70% de los insumos, componentes y servicios vinculados al CAREM sean provistos por empresas nacionales calificadas bajo los estándares internacionales de calidad supervisados por la CNEA.

Por eso, entre otras tantas medidas, el Ministerio de Planificación acordó con ADIMRA trabajar en la creación de un cluster para PyMES proveedoras del proyecto, para aumentar la participación de un sector importante para la construcción de una central que tiene un fuerte componente metalúrgico2.

Este gobierno comprendió, como ningún otro en los últimos 40 años, la importancia de la diversidad energética la cual sólo se logra con planificación e inversiones. La Ley 26.566 de 2009 brinda un importante respaldo al sector nuclear y, con la construcción de nuevas centrales, se apunta a lograr un equilibrio de la matriz que logrará, en el mediano plazo, que el aporte nucleoeléctrico alcance el 18% del total del consumo del país. Esto brindará, en materia energética, la previsibilidad necesaria para seguir proyectando el crecimiento de la Argentina.

 

1 Ya a principios de 2004, apenas la crisis institucional que atravesaba el país dio un respiro, Néstor Kirchner y Julio De Vido decidieron la conclusión de Atucha II. En agosto de 2006 se lanzó el Plan Nuclear Argentino que dio forma a los proyectos planificados con los trabajadores de las áreas nucleares.

2 www.minplan.gob.ar/notas/4247-reunin-promover-industria-nacional-react