Argentina forma parte del reducido grupo de países –junto a Estados Unidos, Francia, Alemania y Rusia– que están trabajando en el desarrollo de tecnologías de producción que permitan asegurar el suministro de los radioisótopos emisores de partículas alfa para tratar distintos tipos de cáncer, incluso en estadios avanzados.
El proyecto se encuentra en la etapa de desarrollo de la producción y es impulsado por investigadores del Departamento de Investigación y Desarrollo en Radiofarmacia, la División de Radioquímica Básica y Datos Nucleares, la División Ciclotrón de Producción e investigadores que fueron parte del Proyecto Molibdeno-99 de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Más adelante, en las etapas clínicas, contará también con la participación de médicos del Instituto de Oncología Ángel Roffo.
Esta iniciativa de la CNEA busca el dominio de la tecnología de producción de manera independiente para lograr el abastecimiento local y regional de este tipo de radioisótopos y situarse como uno de los principales productores a escala mundial.
Según las investigaciones realizadas hasta el momento, existen cuatro radioisótopos emisores de partículas alfa que pueden usarse a nivel clínico: Bismuto-213, Actinio-225, Astato-211 y Radio-233. Este último sirve solo para tratar tumores asociados con el sistema óseo y ya cuenta con aprobación de uso en Estados Unidos y es accesible a nivel comercial. En cambio, los otros tres podrían utilizarse en una amplia variedad de tumores y ya han mostrado resultados clínicos excelentes en estudios realizados en Europa y Estados Unidos, principalmente.
¿CÓMO FUNCIONAN?
Esta compleja tecnología es el desarrollo más reciente en el área de radioisótopos para el tratamiento del cáncer. Se trata de elementos que emiten partículas alfa de gran energía, siendo los únicos que permiten alcanzar las dosis radiológicas letales que se requieren para eliminar las células cancerígenas minimizando –al mismo tiempo– el daño a los tejidos sanos circundantes.
Los radioisótopos alfa servirían para tratar una gran variedad de tipos de cáncer debido a la diversidad de transportadores de radioisótopos existentes, muchos basados en desarrollos de la industria farmacéutica. Estos transportadores son moléculas capaces de buscar con altísima precisión la célula tumoral a tratar y lograr que el radiofármaco llegue solo a ella, algo imposible mediante radiación externa u otros métodos híbridos.
El doctor Oscar Pozzi es el impulsor y jefe del Proyecto Alfa y del Departamento de Investigación y Desarrollo en Radiofarmacia de la CNEA, y trabajó con esta tecnología durante cinco años en la Universidad de Duke, Estados Unidos. Para aclarar el funcionamiento de esta terapia, Pozzi plantea una analogía: “Si pensamos en una batalla, el radioisótopo alfa es el arma y el transportador es el soldado que la lleva hasta la línea de fuego y comienza un ataque muy específico sobre las células tumorales. Esto es mucho más específico y efectivo que bombardear, por ejemplo, con un cañón de largo alcance como sería el caso de una radioterapia, que ataca el tumor pero también a todos los tejidos que lo rodean”.
Leucemias, linfomas, melanomas, gliomas, tumores de próstata y de ovario son ejemplos de los tipos de cáncer que podrían tratarse con esta terapia. En los estudios realizados hasta ahora, los radioisótopos emisores alfa ya han mostrado resultados clínicos contundentes –sobre todo en tumores de próstata, leucemias y gliomas– que no se habían logrado anteriormente con otras tecnologías radiantes. Pero las investigaciones aún continúan para perfeccionar los tratamientos y para extender sus usos a otros tipos de cáncer.
SUMINISTROS ESCASOS
La tecnología de producción de radioisótopos emisores de partículas alfa actualmente solo está en poder de Estados Unidos, Alemania, Rusia y, parcialmente, Francia. El suministro actual es limitado y alcanza para realizar unos 200 tratamientos experimentales por año.
Por ese motivo, la CNEA –que tiene una amplia trayectoria en el desarrollo y producción de radioisótopos para medicina y ha sido pionera en nuestra región– ha decidido comenzar un proyecto propio para el dominio de la tecnología de producción de Bismuto-213 y Actinio-225, cuyo objetivo final es lograr el abastecimiento local y regional de este tipo de radioisótopos. Para ello, ya están en construcción las instalaciones en el Centro Atómico Ezeiza.
El Proyecto ALFA –que cuenta con el apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA) – requiere del trabajo de un equipo multidisciplinario de profesionales y, si bien está aún en su fase inicial, ya participan en él más de 20 profesionales entre investigadores del Centro Atómico Ezeiza y el Centro Atómico Bariloche. Más adelante se sumarán médicos y especialistas del Instituto de Oncología Ángel Roffo.