Tres décadas del programa nuclear cubano

Por Marta Alicia Contreras Izquierdo, Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías Avanzadas, Cuba

Ya en 1953, seis años antes de la revolución cubana, Fidel Castro afirmó en su célebre alegato La Historia me absolverá la importancia de la energía nuclear para conectar a la Isla “hasta el último rincón”. 60 años después, Cuba se sitúa en el mapa latinoamericano como uno de los países de desarrollo nuclear intermedio, con importantes avances en la materia y cuya premisa es la utilización pacífica, con el fin de lograr mejoras en la calidad de vida de las personas.

Las aplicaciones de las técnicas nucleares en Cuba se remontan a la década del 40 del pasado siglo, cuando se crea la Comisión Nacional de Aplicaciones de la Energía Atómica a Usos Civiles.

La Comisión tenía entre sus objetivos impulsar la investigación atómica y sus aplicaciones, fundamentalmente con fines médicos, y distribuir sustancias radiactivas en hospitales públicos y privados. En esos años solo existían varios equipos de terapia con rayos X y uno que funcionaba con radón.

En la década del 50, aparecen los primeros tratamientos con yodo y fósforo radiactivos para el cáncer de tiroides. En 1958 se introduce la primera “bomba” de cobalto para la irradiación terapéutica y se funda el primer banco de multitejidos de América Latina, que utiliza la irradiación con cobalto. En la industria se utilizó la defectoscopía de rayos X esporádicamente y algunas compañías norteamericanas aplicaron instrumentos nucleónicos para la prospección de petróleo.

Los verdaderos pasos

Si bien la creación de la Comisión fue un momento importante, la mayoría de esas aplicaciones se debieron a acciones individuales. Solo a partir de 1959, cuando triunfa la Revolución, se dan los verdaderos pasos para la asimilación de las tecnologías nucleares.

Los antecedentes se encuentran en 1953, cuando el joven abogado Fidel Castro, en su histórico alegato La Historia me absolverá, expresó: “…las posibilidades de llevar corriente eléctrica hasta el último rincón de la Isla son hoy mayores que nunca, por cuanto es ya una realidad la aplicación de la energía nuclear a esa rama de la industria”.

La triunfante Revolución encontró un país con una dura realidad: un millón de analfabetos, más de 60% de mortalidad infantil, un tercio de la población desempleada, solo tres universidades y 100 trabajadores en la ciencia.

Lo primordial era cambiar ese panorama e ir creando las bases para un desarrollo futuro, tarea imposible sin contar con una infraestructura científico-técnica adecuada. Entre las primeras instituciones fundadas estuvieron el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas y el Instituto de Física Nuclear (IFN), devenido posteriormente Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares.

El IFN tenía como misión formar especialistas nucleares, estimular el uso de fuentes radiactivas y sentar las bases para un programa nuclear. Durante los años 70, se extendió el empleo de técnicas radioisotópicas y fuentes radiactivas a nuevas ramas, y se abrieron departamentos de física y energética nuclear en la Universidad de La Habana.

La década del 70 trajo la primera crisis petrolera y muchos países comenzaron a buscar alternativas. Cuba seguía sin grandes recursos energéticos y luchaba a toda costa por desarrollarse. En ese contexto, surgen en 1980 la Comisión de Energía Atómica de Cuba (CEAC) y la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares (SEAN) con un programa que nos convertiría en el cuarto país latinoamericano con plantas nucleares, después de Argentina, Brasil y México.

El programa tenía cinco direcciones: la nucleoenergética, las técnicas nucleares, las investigaciones básicas y aplicadas, el sistema de protección radiológica y seguridad nuclear y la formación de especialistas. A ellas se unía la información científica y la divulgación.

Un programa nuclear requiere de un compromiso a largo plazo. Si se revisa Hitos en el Desarrollo de una Infraestructura Nacional para la Energía Nuclear, publicado en 2007 por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), se comprueba que el programa cubano contenía los aspectos básicos para construir plantas nucleares en cualquier país del mundo.

En 1994, con la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medioambiente, surge la Agencia de Energía Nuclear, la cual se convierte en 2001 en Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (AENTA), principal institución para la promoción de la ciencia y la tecnología nuclear en Cuba.

Nucleoenergética

El programa nucleoeléctrico era parte de un convenio bilateral suscrito en 1976 entre la Unión Soviética y Cuba e incluía la central electronuclear (CEN) de Juraguá, en la provincia central de Cienfuegos, con cuatro unidades de reactores VVER-440 del tipo agua a presión, y otras dos plantas en el occidente y oriente de la Isla.

La CEN de Juraguá tenía un sistema constructivo monolítico especial: antisísmico, a prueba de maremotos, resistente al choque de un avión, con un sistema de calidad regido por el principio de preservar al personal, a la población y al medioambiente del efecto de las radiaciones ionizantes. No existían aún las ISO 9000 y ya Cuba construía una instalación con exigentes normas de calidad.

Si bien en los años 90 la construcción de la llamada “la obra del siglo” se paralizó, entre otros factores, por la desaparición de la URSS, el programa no se detuvo, sino que se redimensionó y potenció el resto de sus direcciones.

Aplicación de las técnicas nucleares

Las técnicas nucleares se utilizan en la medicina, la hidrología, la agricultura, la industria, el medioambiente, la biotecnología y la prospección de minerales y petróleo. Con el uso de irradiación se han obtenido nuevas variedades de arroz y plátano más resistentes, se han esterilizado productos biológicos y de uso médico, conservado alimentos, realizado estudios de nutrición infantil y optimizado procesos industriales.

Los trazadores radiactivos naturales y artificiales, las técnicas isotópicas y las técnicas analíticas nucleares se emplean para caracterización hidrológica e hidroquímica, modelación de acuíferos, costas y bahías de todo el país. También se cuenta con tecnologías de trazadores para optimizar procesos en la industria azucarera.

En el Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos, que es referencia para el Caribe, se realizan estudios de contaminación ambiental de zonas costeras, pérdida de hábitat, florecimiento de algas nocivas y efectos del cambio climático en el medio marino.

En el campo de la energía, se han asimilado herramientas del área nuclear y se han extendido a la planificación del desarrollo energético integral y a la determinación de su impacto ambiental. El Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía (CUBAENERGIA) brinda servicios de planificación, expansión y determinación de externalidades de la generación eléctrica.

Pero es sin dudas la salud el ámbito de mayor aplicación. Aquí las técnicas nucleares se aplican en diagnóstico, terapia y estudios de nutrición. En la actualidad, la producción nacional de radiofármacos satisface el 100% de la demanda en los 10 principales radiofármacos usados en el país, lo cual es posible por la existencia del Centro de Isótopos (CENTIS).

Sus productos abarcan compuestos marcados con sustancias radiactivas, radiofármacos, generadores radisotópicos y diagnosticadores. Sus servicios cubren marcajes especiales con radionucleidos, investigaciones no clínicas en biomodelos y, como Laboratorio Nacional Secundario, verifica, calibra y certifica los activímetros utilizados en la práctica de medicina nuclear.

CENTIS es el principal transportista de materiales radiactivos del país. En la capital, las producciones son distribuidas “puerta a puerta” por un servicio propio. CENTIS es, además, un puntal de la lucha contra el cáncer en Cuba.

Investigaciones básicas y aplicadas

La asimilación de la tecnología nuclear ha exigido el desarrollo de investigaciones básicas y aplicadas. Por ello en 1987 se creó el Centro de Estudios Aplicados al Desarrollo Nuclear (CEADEN). El centro se dedica a las investigaciones aplicadas en física nuclear, radiobiología, ciencia de los materiales, química analítica y electrónica nuclear; así como a la asimilación y desarrollo de nuevas tecnologías y equipos médicos.

En sus comienzos, el programa también incluía la construcción de un Centro de Investigaciones Nucleares con un reactor de 10 MW, un reactor de potencia cero y laboratorios para la producción de radisótopos. La desaparición del campo socialista y de la URSS malogró ese objetivo.

Los centros de la Agencia y otras instituciones del país han desarrollado investigaciones básicas y aplicadas, cuyos resultados están avalados por una veintena de premios de la Academia de Ciencias de Cuba.

Seguridad nuclear y radiológica

Un criterio universalmente difundido es la necesidad de lograr una cultura de seguridad nuclear. En este sentido se crearon las bases jurídicas y regulatorias, así como se garantizó la infraestructura necesaria para el uso seguro de las tecnologías nucleares.

En 1985 surgió el Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones, el cual coordina toda la vigilancia radiológica en el país. La trascendencia de su labor se comprende mejor si se conoce que en Cuba existen actualmente 141 centros que utilizan técnicas nucleares y más 1000 trabajadores ocupacionalmente expuestos, sin incluir a aquellos que trabajan en instalaciones con rayos X para el diagnóstico médico.

Para garantizar su protección, se cuenta con un sistema de vigilancia radiológica individual y con un sistema nacional para determinar la contaminación interna en humanos, el cual permitió estudiar a miles de niños provenientes de zonas afectadas por el accidente de Chernobyl, mediante un programa entre los gobiernos de Ucrania y Cuba, que tiene más de 20 años.

Como colofón, en 1991 se creó el Centro Nacional de Seguridad Nuclear, autoridad regulatoria en materia nuclear, lo cual significó un hito en el establecimiento de un régimen regulatorio para el uso de la energía nuclear en Cuba.

Formación de personal

En los años 70 y 80, la capacitación de personal se realizaba fundamentalmente en la Unión Soviética y en otros países de Europa Oriental. Con el programa se creó un sistema riguroso de selección y preparación del personal.

Las carreras nucleares fueron las primeras del país en realizar pruebas de ingreso e impulsaron la creación de los Institutos Preuniversitarios Vocacionales de Ciencias Exactas, los cuales aportaban el 28% de todos los estudiantes nucleares.

En 1987 surgió el Instituto Superior de Ciencias y Tecnología Nucleares, hoy Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, con las especialidades de radioquímica, física e ingeniería nuclear. Actualmente son más de 1300 los graduados nucleares, la mitad de ellos formados en el exterior. Un importante aporte en la capacitación de los especialistas del sector se logra con la cooperación técnica del OIEA.

Comunicación e información nuclear

Desde que Cuba se propuso emprender un programa nuclear se evidenció la necesidad de perfeccionar la comunicación con el público. Para ello se fundó el Centro de Información de la Energía Nuclear (CIEN) y la revista científica Nucleus. En 1980 Cuba se convirtió en miembro del Sistema Internacional de Información Nuclear (INIS) y sus centros INIS, primero el CIEN y ahora CUBAENERGÍA, han cumplido la misión de recopilar, seleccionar y preparar las entradas de la literatura nacional y brindar servicios de información basados en INIS.

Se publican artículos en la prensa, se realizan videos didácticos y promocionales, programas televisivos y seminarios nacionales e internacionales para comunicadores.

Esto se complementa con investigaciones sociales sobre conocimiento, aceptación, actitudes e imagen pública de las instituciones nucleares, las cuales han permitido diseñar las estrategias de comunicación de la Agencia durante más de 15 años.

Marcando pautas

En el contexto de América Latina, Cuba es un país de desarrollo nuclear medio, pero su programa, surgido hace 33 años, ha marcado pautas para la Isla en temas de calidad, gestión de la innovación y la tecnología, enfoques regulatorios y formación de los recursos humanos.

Los profesionales del sector formados en la responsabilidad personal y el compromiso con el país tienen una premisa: continuar desarrollando un programa nuclear absolutamente pacífico y en favor de la vida.

El OIEA en la Isla

Yukiya Amano, Director General del OIEA, en visita oficial este octubre de 2013, reconoció la labor de la Isla en el fomento del uso pacífico de la energía nuclear.

Cuba es miembro fundador del OIEA e implementa proyectos de cooperación técnica con el Organismo en salud, agricultura, industria y medioambiente. Es miembro del Acuerdo de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL) desde 1998 y participa en 27 proyectos actualmente.

Es Estado parte del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco) y del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares. Además, tiene en vigor un Acuerdo de Salvaguardias Amplias con el OIEA y un Protocolo Adicional en materia de salvaguardias. También es parte del Foro Iberoamericano de Organismos Reguladores Radiológicos y Nucleares.

Expresión clara de la cooperación bilateral en la región es el Centro de Isótopos, equipado con tecnología de la empresa argentina INVAP S.E., y los más de 40 profesionales cubanos formados en el Curso de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear de Argentina.