Hoy se conmemora el nacimiento de uno de los mas grandes exponentes del desarrollo tecnológico de la Argentina, que expandió y puso en práctica sus teorías en la Comisión Nacional de Energía Atómica, Jorge Sabato.
Destacado tecnólogo argentino, sus principales aportes son la introducción de las ciencias metalúrgicas en Argentina y la fundamentación (reconocida mundialmente) sobre vinculación entre científicos e industriales para la incorporación de tecnologías de avanzada como las requeridas en la generación de electricidad a partir de la energía nuclear.
En 1954, asesora y dirige el Área de Metalurgia en la CNEA y participa activamente en diversos proyectos: la Central Nuclear de Atucha, la producción de elementos combustibles nucleares y consecuentemente en la puesta en marcha de la industria nuclear argentina. Además introdujo la I+D en la empresa estatal e innovaciones en los aspectos socio‑laborales y económicos.
Su legado puede verse aun hoy, entre otros, en ADIMRA y la industria metalúrgica de empresas como Conuar y FAE, en el instituto académico que lleva su nombre; en las centrales nucleares de Atucha y Embalse; en las plantas y laboratorios de fabricaciones de aleaciones especiales, de ensayos no destructivos y de combustibles de la CNEA; y en las exportaciones que hoy sigue realizando Invap.
Biografía
El 4 de junio de 1924 nació Jorge Alberto Sabato en la localidad bonaerense de Rojas. Con a penas 18 años se recibió de maestro y en 1947 de profesor en Física. En 1952, junto a Alberto Maiztegui, publica su famoso «Introducción a la física», un libro que abordaba la disciplina con un lenguaje ameno y coloquial con la intención de «que NO fuese tomado en serio» para que los y las estudiantes estudien física en serio. El libro «atractivo, no intimidatorio» se sigue utilizando en colegios de toda América latina para introducir al apasionante mundo de la física.
Sabato entendió la importancia de combinar el conocimiento (know-how), su institucionalización, la relevancia de los mismos con las demandas de la sociedad y su articulación con la realidad internacional. Todo enmarcado en la importancia de un «factor cultural» que caracteriza a quienes, por estos lares, deben «enfrentar la conspiración de los mediocres«: mística de trabajo en equipo con coraje, rigor intelectual, disciplina libertad de opinión, patriotismo y, en especial, con objetivos que, compartidos con las instituciones y el país, dan al mismo tiempo sentido a la vida de cada integrante, al sentirse realizado por ser útil a la sociedad.
Alguna vez escribió sobre si mismo: «Tengo 45 años (¡cuántos!), soy argentino hasta la muerte, metalurgista (tipo que investiga metalurgia y no pertenece a la U.O.M.). Trabajo más o menos full-time en la Comisión Nacional de Energía Atómica. Realicé investigaciones en la Universidad de Birmingham (Gran Bretaña), de Standford (USA), Place Pigalle y el barrio Floresta. Pertenezco a un montón de instituciones (en las que no cobro ni un “guita”). Publiqué una cantidad de trabajos científicos (y de los otros) en castellano, inglés, alemán, francés, portugués y lunfardo. Soy hincha de Dostoievsky, Arlt, el Comandante Prado, Ruggero, Vivaldi y muchos otros, del guiso de arroz, los ferratti con tuco y el Berni… simple. Además soy hincha de la autenticidad.”
Sabato en la CNEA.
En 1952 Sabato había montado un pequeño laboratorio de investigación para una empresa de metalurgia, en 1954 renunció para tomar parte de la creación de IMET (Investigaciones Metalúrgicas), pequeña empresa enfocada en dar respuesta a problemas de mecánica y metalurgia de la industria local y el 15 de diciembre de ese año, ingresó a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) como Asesor Personal y Representante de IMET por pedido expreso del entonces presidente de CNEA, Pedro Iraolagoitía […] en carácter de «a prueba por el término de 6 (seis meses) a partir de la fecha» (Resolución de la CNEA Nº 194/1954) y con dos objetivos fundamentales: hacer en el país los elementos combustibles para un reactor nuclear experimental e instituir la Metalurgia como disciplina académica en la Argentina. A comienzos de 1955, Sabato quedó al frente del Servicio de Metalurgia de la CNEA, que en 1960 se convierte en el Departamento de Metalurgia.
En 1958 Sábato da por cumplido el primero de los objetivos y entrega los elementos combustibles terminados; no obstante en 1954, ya había señalado que en Argentina no se había publicado trabajos originales ni se había efectuado ninguna reunión científica para tratar los problemas de la Metalurgia. Promueve, entonces, la formación de recursos humanos en Metalurgia, y también, un foro para la discusión. EN ese proceso funda la Sociedad Argentina de Metales (SAM), actualmente conocida como Asociación Argentina de Materiales, en 1959 organiza las Primeras Jornadas Metalúrgicas Argentinas y Latinoamericanas, en el local de la Sociedad Científica Argentina, en 1961 el SATI y en 1962 Primer Curso Panamericano de Metalurgia Nuclear.
SATI Servicio de Asistencia a la Industria.
El 23 de marzo de 1961, la CNEA y la actual ADIMRA acuerdan organizar un “servicio de asistencia y asesoramiento científico-tecnológico en problemas de metalurgia de transfor-mación con el objeto de brindar asistencia técnica a la industria”. Así en instalaciones de CNEA se funda el SATI, con el objetivo de modernizar y promover conocimientos y técnicas, facilitar el acceso para ayudar a la industria a resolver sus problemas técnicos mediatos e inmediatos, creando un organismo ágil de consulta; y servir como núcleo de formación a fin de dotar al país de técnicos e ingenieros con bases rigurosas en diferentes aspectos de Ingeniería Metalúrgica. El SATI tomó la forma de una organización sin fines de lucro, de carácter mixto, ya que, si bien administrativamente formaba parte de la Gerencia de Tecnología de la CNEA, la (ahora denominada) ADIMRA financiaba parcialmente sus actividades.
Primer curso Panamericano de Metalurgia Nuclear.
Desde la CNEA junto a la Organización de Estados Americanos (OEA), el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y otras instituciones, Sabato organiza el Primer Curso Panamericano de Metalurgia Nuclear que cuenta con la participación de estudiantes de Latinoamérica y con docentes de primer nivel contratados especialmente. El éxito de este curso hizo que se dictaran 9 más, hasta 1974. Con el marco de este programa continuaron dictándose otros Cursos de Metalurgia y Tecnología de Materiales. Del total de los cursos, en 1993 habían egresado más de 500 alumnas y alumnos que extendieron los estudios de metales y otros materiales a distintos puntos del país y a otros países de Latinoamérica. Estas experiencias permitieron a la CNEA, en asociación con la UNSAM, crear el Instituto Sabato, donde se puede estudiar la carrera de grado de ingeniería en materiales, entre otras especializaciones y doctorados.
El triángulo
En 1968 Jorge Sábato desarrolló, junto con Natalio Botana, lo que hoy se conoce como «Triángulo de Sábato» en un trabajo presentado en The World Order Models Conference que sesionó en Italia entre el 20 y el 25 de noviembre de 1968. El sistema propone tres vértices donde en cada extremo se encuentran el sistema nacional de ciencia y tecnología (el generador de saberes), las empresas públicas y privadas (que usan esos saberes para producir bienes y servicios) y el Estado (que siempre condiciona ambas actividades, por acción o por omisión). En 1968 tanto el desarrollo industrial como el sistema argentino de ciencia y tecnología estaban razonablemente desarrollados, pero el Estado no tenía buenas políticas de promoción de las actividades tecnológicas nacionales y la interacción entre los tres sectores era muy débil. Aunque muchos han cuestionado el Triángulo de Sábato por simplista y se lo podría transformar en un polígono si se incluyen otros factores de importancia comparable a los señalados, a él mismo se le atribuye la humorada de haber elegido el triángulo por ser «la figura geométrica más complicada que podían entender los políticos y economistas«.
El legado del Jorjón.
En 2012 el Ministerio de Ciencia y Técnica junto a la Biblioteca Nacional reeditan «El pensamiento latinoamericano en la problemática ciencia-tecnología-desarrollo-dependencia» del que Jorge A. Sabato hizo la introducción, selección, ordenamiento y notas. En éste como tantos otros libros, es posible reunir los conceptos teóricos que Jorjón, como lo conocían sus allegados, tenía como premisas. No obstante en la concreción material es donde su obra toma dimensión verdadera. Los combustibles para el RA1 y la construcción del RA3 hasta la concreción efectiva de la central nuclear Atucha, en tiempo récord y con un 70% de industria nacional, lo tuvieron como protagonista indiscutido.
Así en los talleres de Conuar, LM y PPFae, en el corazón de la central nuclear Embalse, en los reactores de investigación, en los y las egresadas del instituto Sabato y en las exportaciones nucleares que se realizan a través de Invap, el legado de Sabato sigue creciendo.